Por nuestra condición hay ciertos hitos que nos cuestan mucho más que a los neurotípicos o simplemente no están a nuestro alcance. Todo aquello que tiene que ver con la interacción social se nos escapa, somos muy torpes o nulos en ello; por esta razón tengo muchos problemas para ser socialmente aceptado en cualquier ámbito; esto provoca que, en los trabajos que he tenido, en pocos días consiga que me vean con desconfianza y acaben por despedirme, tampoco estoy bien visto en mi barrio y si trato de integrarme en una conversación o en un grupo soy rechazado. Yo nunca sé que sucede pero sé que algo sucede y que de alguna manera yo soy la causa, por eso continuamente y a diario estoy muy alerta para que no suceda lo que sea que les molesta; me fijo en los demás, copio sus gestos, los imito, estudio cuando y cuando no hacer o decir esto o lo otro poniendo la máxima cautela para no errar porque se que no se permite el mínimo error... Es un esfuerzo arduo y continuo que las más de las veces resulta estéril; entonces, la poca gente que me es cercana y que tolera mis continuas meteduras de pata me dice: no puedes seguir así, tienes que esforzarte más.
No es justo.
El autismo no es una enfermedad; y no lo es porque así lo dice la comunidad científica; y así lo dice después de haber investigado y estudiado concienzudamente, con diversos estudios y tras conclusiones sobradamente motivadas. Lo que en sentido contrario manifiesten charlatanes con curas milagrosas y catedráticos o catedráticas de bar o peluquería se queda en los mundos de la estafa y la estupidez.
lunes, 29 de octubre de 2018
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Caambiando el punto de vista
No es porque sean autistas por lo que se le enseñan habilidades sociales, sino porque las habilidades sociales son absolutamente imprescind...
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No es porque sean autistas por lo que se le enseñan habilidades sociales, sino porque las habilidades sociales son absolutamente imprescind...